El Ángel.

Ángel de las Aguzaderas,

valdepeñero desterrado.

Si el rencor te trajo un día,

el rencor te ha mutilado.

Ángel de las Aguzaderas,

valdepeñero desterrado.

Entre antenas escondido,

por tu pueblo olvidado.

Ángel de las Aguzaderas

valdepeñero desterrado.

Tú no pediste alzarte;

por lo ajeno has pagado.

 

Ángel de las Aguzaderas

valdepeñero desterrado.

Pobre de ti: tus paisanos

no perdonan tu pecado. 

Estío.

Foto: Miguel A. Tarancón, 2012.

Campo dorado

de balas salpicado.

Es el Estío

que llega con brío.

La canícula avanza

por la tierra de labranza,

haciendo de la quietud

la más presente virtud.

(Esta instantánea la tomé camino de Daimiel, un caluroso mediodía de Junio de 2012).

La libélula.

En la trébede de mis gachas

la libélula aterrizó.

"¡Ay! ¡Quién pudiera catarlas!"

con desmayo lamentó.

Pues no hay bicho en la tierra,

ni señora, ni señor,

que ayune habiendo gachas

sin sentir gran estupor.

(Durante todas las mañanas del verano de 2011 una libélula roja aparecía por el patio de nuestra casa, y gustaba la muy puñetera de posarse sobre unas viejas trébedes medio oxidadas, y algunos otros objetos metálicos. Grata compañía fue, con su elegante vuelo surcando el azul cielo de Valdepeñas.)

La emparaguada Cuesta del Palacio.

Foto: Miguel A. Tarancón, 2014.

Se cuenta que en Valdepeñas,
por la Cuesta del Palacio,
multitudes de paraguas,
sin premura y muy despacio,
cubrieron de mil colores
de la calle el espacio.
Y aunque yo a tales cosas
soy un poco reacio,
pensé con cierta sorna:
"Ya pueden llover batracios
que si alguien dice que se moja
lo que afirma es un mendacio."

La Iglesia de la Asunción.

"La Iglesia Mayor Parroquial, principal de esta villa, es de adoración de Nuestra Señora de la Asunción, y está en medio de ella. Tiene a la parte del mediodía la Plaza Mayor y que la hermosea con mucho espacio. Es templo magnífico y suntuoso que más parece obra de un gran Príncipe que de esta villa, porque excede a lo que podría alcanzar sus fuerzas [...]"

D. Felipe Mexías Valdivieso, 1645.

Mañana nublada.

Foto: Miguel A. Tarancón, 2012.

Yo no me había dado cuenta de los rayos de sol que se filtraban por entre las nubes. Mi hijo sí.

- Papá....

- ¿Sí...?

- Dios...

- ...

La torre de la Iglesia de la Asunción.

Foto: Miguel A. Tarancón, 2011.

Torre bella,

torre alta.

Torre que observas

cómo el tiempo pasa.

Torre vieja,

torre sabia.

Torre que miras

cómo mi alma escapa.

Sierra del Peral.

Foto: Miguel A. Tarancón.

Sierra del Peral, amiga

que sobre la llanura te levantas,

puñales de molino aguantas

a merced de lo que el viento diga.

La fuente de la Plaza de España.

Foto: Miguel A. Tarancón.

No se callaba la fuente,

no se callaba...

Reía,

saltaba,

charlaba... Y nadie sabía

lo que decía.

Clara, alegre, polifónica,

columnilla salomónica

perforaba

el silencio del Poniente

y, gárrula, se empinaba

para ver el sol muriente.

No se callaba la fuente.

no se callaba...

Como vena

de la noche, su barrena,

plata fría,

encogía

y estiraba...

Subía,

bajaba,

charlaba... Y nadie sabía

lo que decía.

Cuando la aurora volvía...

Manuel Machado (1874-1947)

Vino.

Foto: Miguel A. Tarancón, 2014.

Valdepeñas. Vino. Vida para hacer vino. Vino para dar vida. Vino de mi padre, de mis tíos. Vino de mi abuelo. Vino de mi bisabuelo. Vino de mi tatarabuelo. 1870.

Vino.

Valdepeñas.

Foto: Miguel A. Tarancón, Enero de 2015.

Valdepeñas en una mañana tibia de Enero, desde el cerro de las Aguzaderas.

Yo, que he tenido la suerte de vivir en la Serenísima, os aseguro que la misma sensación de quietud que inspira esa ciudad imposible, se siente al contemplar desde las Aguzaderas Valdepeñas, en medio de la laguna de vides.

Virgen de Consolación.

Foto: Miguel A. Tarancón.

"Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza." (Libro del Apocalipsis, cap. XII).

Cómo comenzar un blog de imágenes de mi tierra sin Nuestra Señora, la Virgen de Consolación.